29 abril, 2007

DOMINGO CUARTO DE PASCUA Juan 10, 27ss



EL BUEN PASTOR

En este breve y preciso evangelio de San Juan, él, que es tan hondamente escueto, nos ha dejado tres palabras clave para provecho de los siglos:

ESCUCHAR

Más que como una conquista ya cumplida, el cristiano desea escuchar la palabra de Dios con todas las consecuencias. Oír es otra cosa. Oír no es más que dejarse rozar por la palabra y no permitir que la verdad deje su herida necesaria. Escuchar, sin embargo, requiere el compromiso de trasladar el contenido de esa palabra a la vida. Escuchar es cambiar los muebles de sitio y dejar mucho espacio para la luz. Cuando las ovejas escuchan la voz del Maestro y la ponen en práctica, no podrán ya encontrarse praderas más jugosas.

CONOCER

Jesús es el buen pastor que conoce a sus ovejas. A cada una la llama por su nombre. En cada una comprende sus miedos, su fácil quebradura, sus asombros. Cada oveja tiene su lana y su costumbre, su forma de saltar y sus caprichos... y Él las toma de la mano, se echa al hombro a las cansadas, reconforta a las débiles, acaricia a las solitarias.

Sólo cuando se conoce así se pueden reconocer los méritos y las posibilidades de nuestros hermanos. Si nos pasamos la vida adivinándonos, lo más probables es que también nos pasemos la vida equivocándonos.

SEGUIR

Y ellas, las ovejas que saben escuchar mi palabra, son las que me siguen. Tendremos que decir como San Pedro: "Señor, adónde iremos si tú tienes palabras de vida eterna". Tus pastos son la verdad, Señor. Con los demás alimentos nos quedamos sin la satisfacción cumplida: "El corazón del hombre no se contenta con menos que Dios"... y eso lo sabemos, aunque no podamos explicárnoslo. Y notamos, en el estómago más hondo, un aprieto de ausencias, una campana que no suena y, sin embargo, te llama. Sin ti, Señor, nuestros amores son monedas de cobre que se gastan.

28 abril, 2007

DOMINGO TERCERO DE PASCUA Juan 21, 1-19



TESTIGOS

Para San Juan los discípulos son ya todos los que creen, cuantos aguardan que una luz, como a Pablo, les vaya indicando el camino de la decisión. Y serán, por fiarse, los primeros testigos. El Señor los recompensa con el hilo de nieve de su presencia. Después vendrá el Espíritu marcando itinerarios, pero ahora es tiempo sólo de contemplar cómo atraviesa las paredes, cómo los amansa con la Paz. Ahora es tiempo de quedarse extasiados viendo a su Maestro, al mismo Mesías Jesús que se cansaba con ellos por los alrededores de Tiberíades, transparente, como hecho de vapores sus manos y su rostro. Ellos son los testigos. Y seguramente guardarían aquel resplandor hasta la muerte, como niños que no sueltan el mejor regalo.

EL AMOR A PEDRO, EL AMOR DE PEDRO

Desvalido, como siempre. Como siempre fuerte y débil a la vez, de piedra y de arena, con las olas muy cerca para disimular el llanto. Pedro, sin esperarlo, se encuentra de pronto con la voz y la fuerza del Maestro: Pedro, ¿me amas?... Está poco acostumbrado el pescador a enfrentarse con delicadezas, y le responde como sabe, como puede, quizá mirando al agua o al pescado sobre la brasa.

Sólo quiero detenerme un instante en la actitud de Jesucristo que, como un mendigo, como el más pobre de los hombres pregunta si le quieren. Hasta el final, el Hijo Todopoderoso del Padre, es más hombre que ninguno.

14 abril, 2007

DOMINGO SEGUNDO DE PASCUA (C) Juan 20,19


CON LAS PUERTAS CERRADAS
Los precisos detalles del evangelista marcan los matices de este encuentro que Jesús resucitado tiene con sus discípulos, que en Juan quieren decir ya pueblo creyente. Como cuando se refiere a los judíos está señalando sólo a las autoridades. Y los rasgos más significativos vienen iluminados por cuatro palabras para la dicha: Fe, Paz, Alegría y Misión. Para cada una, tiene un libro la lengua.
FE
Aunque no dependa de nosotros, la fe requiere una voluntad de puertas abiertas, que es como pañuelo con el que Dios reconoce que tiene el paso libre. Nunca olvidemos que la fe es anterior a nosotros, es fe de la Iglesia y se desarrolla y se purifica en comunión con ella. No caigamos en la tentación de una fe particular, caprichosa, arbitraria, porque esa no es la fe en Jesucristo.
PAZ
Acostumbrados estamos a "procesos de paz", "situaciones de paz"... los creyentes tenían miedo a los dirigentes judíos y, por tanto, no podían desarrollar la paz recién traída por Jesús a su corazón. Por ser seguidores del Mesías, se jugaban sus trabajos, se sentían perseguidos como secta y en muchas ocasiones se tambaleaba su libertad y su vida...
Hoy no se nos persigue directamente, pero sí podemos reseñar que en el subsuelo de la sociedad están dispuestas y disimuladas trampas para que el cristiano tenga serias dificultades en el desarrollo de su fe.
ENVÍO
Cuando existen cortapisas en la evolución de nuestros proyectos cristianos, puede que sobrevenga el decaimiento y una cierta impotencia que se manifiesta en cansancios del alma. Hemos sido enviados a proclamar el mensaje de Jesucristo que, fundamentalmente, proclama el amor y la misericoridia, y nada ni nadie debe ser más fuerte que nuestro ánimo para que esa confianza de Jesús en nosotros no se sienta defraudada.

07 abril, 2007

DOMINGO DE RESURRECCIÓN


LA NOCHE VIGILADA
La humanidad ha sido creada para eternamente pasear por los jardines. El mal o la serpiente, la manzana o la desdicha, la poca experiencia o el desorden, nos llevaron a la calamidad del extravío. Hoy, con la resurrección de Cristo, vuelve el olor a las rosas que fueron cortadas y la singular blancura de los jazmines sobre la inmensa biznaga del Paraíso.
El futuro del hombre no es la nada. Es la vida. Y no una vida cualquiera, sino aquella que el alma ha guardado de generación en generación sostenida por una memoria sucesiva de jardines.
Por eso la noche del sábado santo, con todo el dolor oscuro de la madrugada, espera impaciente ver cumplida la promesa que hizo Jesús a los suyos de resucitar. La contraseña era no cerrar los ojos por si pasaba la luz de largo y que no pudiéramos verla o por si alguien robaba el cuerpo del Maestro para romper el equilibrio de la verdad. La noche se cerró en sí misma y no permitió que nadie atravesara el blindaje de tan alta esperanza.
A la Iglesia nos queda el hondo perfume de los paraísos perdidos, la huella intacta de la luz que anunció la Vida para siempre esa mañana de la Pascua. Sólo necesitamos encontrar el surco adonde sembrar la maravilla, para que el mundo se asegure una cosecha de luces y de flores, una aurora de amor inacabable.

01 abril, 2007

DOMINGO DE RAMOS LUCAS 22 PASIÓN DE NTRO. Sr. JESUCRISTO



PALMAS, OLIVOS Y TRAICIONES

Siempre habrá lugares, paisajes misteriosos que enlacen la vida con los sueños y nos hagan reconocer en la tierra las grietas de la esperanza. Donde hay olivares y palmeras habrá a todas horas una mansedumbre de gasas empapadas en aceite que detienen los fríos con sus manos untadas...

En el Domingo de Ramos, los ramos son bienvenidas de olivo o pechos grandes, abiertos, de palmera. Bendito el que viene en nombre del Señor. Pero esas hojas y palmas benditas que pisó Jesús fueron testigos de la traición de un pueblo, que siempre debió estar agradecido; de la traición de Pedro, que tuvo ya toda la vida las llaves de la Iglesia mojadas con sus lágrimas; y de la traición de Judas, irremediable, de monedas manchadas, y un árbol --bien distinto al de la cruz-- donde encontró la muerte, él, que estuvo tan cerca de la Vida. Traiciones entre palmas, alabanzas, olivos derramados en la colina de Jerusalén, y un escozor en los ojos que impidió el recibimiento de la luz. No han cambiado tanto las cosas en esta vida nuestra, porque siguen altas las palmeras, retorcidos y generosos los troncos de los olivos y un pobre amor de sentimiento o de gestos que traiciona nada más volver la esquina de la Semana Santa.