28 enero, 2012

IV DOMINGO del TIEMPO ORDINARIO. Deuteronomio 18, 15-20 ; I Corintios 7, 32-35 ; Marcos 1, 21-28

Bóveda. Castillo papal de Aviñón

LAS DIFERENCIAS

Coincidiendo en la idea común de las diferencias, las tres lecturas de este domingo nos ofrecen luz a la hora de los contrastes.

Diferencias entre profetas verdaderos y lenguaraces. Entre ministros casados y solteros. Entre las palabras de Jesús y las de los escribas. Y, ante las diferentes opciones, la libertad de escoger.

La diferencia entre un profeta verdadero y uno falso es parecida a la del que sueña con el que está dormido. Si dormimos ante la tarea de proyectar lo que de Dios hemos recibido, quién nos alcanzará la luna, como recordaba Camus en su Calígula. Para soñar con verdad, es indispensable la oración porque quien habla solo, espera hablar a Dios un día; conversaciones que ha de bendecir la Iglesia para que no se caiga en la tentación de ofrecer vanos testimonios... Ahí viene el soñador, decían al verlo los hermanos de José. Y aquel soñador, sin embargo, les regaló pan y perdón, y con él tuvo Egipto un gobernador que para nuestras vacas flacas quisiéramos.

Aconseja San Pablo que es preferible la soltería al matrimonio porque la experiencia señala que el célibe cuenta con otra clase de libertad para servir más adecuadamente al Reino de Dios. Pero San Pablo sólo aconseja, quizá se pueda servir también de otra manera.

Y la autoridad con que habla Jesús, a diferencia de cómo hablaban los escribas, es la misma del que habla sin creer ni vivir en lo que dice y el que está convencido que sus palabras le nacieron en el corazón y las vive dichosas cada día. La Palabra verdadera es eficaz, por más que en la historia sucesiva algunos lleven más de veinte siglos aguardando inútilmente que se marchite.

21 enero, 2012

DOINGO III del TIEMPO ORDINARIO. Jonás 3, 1-5ss ; Marcos 1,14-20

Catedral de Toledo


VOCACIÓN Y MISERICORDIA: LOS RAYOS QUE NO CESAN

Hablando del incierto futuro que tienen nuestros hijos a la hora de conseguir trabajo, uno de ellos quiso quitarle dolor respondiendo: Los jóvenes de este país tenemos tres salidas: por tierra, mar o aire...

Cuando Dios llama, ni siquiera esas salidas nos brindan escapatoria. Se puede hacer el intento de huir, como Jonás, al requerirle su ayuda para que Nínive se convirtiera. O quedarse extasiados ante la mirada de Jesús, como Andrés, Juan o Pedro, que sólo estaban acostumbrados a los ojos del agua. Se puede justificar, como Moisés, el no tener la lengua ligera... Pero cuando Dios se fija en alguien, nadie hasta ahora ha encontrado sitio para esconderse, ninguna voluntad puede cruzarse de brazos porque unas manos te llevan, inevitablemente, a los asombros.

Jonás quiso escaparse sin Dios y pronto supo que sin Él no hay destino. Juan, Santiago, Pedro... prefirieron que la luz los rodeara antes que extraviarse sopesando el cálculo de las dudas.

...El rayo que no cesa de la vocación se resiste hoy a invadir la decisión de los jóvenes, que les cuesta más que nunca elegir entre réditos inmediatos o fortunas a largo plazo, entre responsabilidades laboriosas o contratos de amor por unos días. Les recordamos que Dios es buen pagador, como decía Santa Teresa, y sabe juntar lo humano con lo divino para que tampoco el corazón de carne se sienta deshabitado.

También, y acaso sin saberlo, las Nínives de nuestro tiempo aguardan el otro rayo que no cesa de la misericordia desde las manos elegidas para regalar el perdón. Desde la Iglesia y sus ministros que ofrecen paz en los sacramentos. Los dos rayos --no podemos olvidarlo-- precisan de una llamada y de una respuesta. La primera está asegurada; la segunda, aún tiembla en la perplejidad de cada uno.


14 enero, 2012

II DOMINGO del TIEMPO ORDINARIO. I Samuel 3,3bss ; Juan 1,35-42

Molino y nubes

LAS VOCES Y LOS ECOS


Se detenía de vez en cuando don Antonio Machado a distinguir las voces de los ecos, como la mejor medida para no caer en el engaño de los fuegos artificiales. Hoy nos llaman, como a Samuel en la noche, y no sabemos si es el amor o el viento que se derraman ansiosos en la palabra. O el eco de pretensiones incumplidas. O la tristeza vieja con máscara de risa. Lo cierto es que Dios nos llama cada día y lo confundimos con el frutero, con el vendedor de mantas o con cualquiera que nos traiga una respuesta inmediata a la necesidad. Buscamos sólo pañuelos para el llanto...

Dios se escucha en el silencio y se ha aprendido nuestro nombre de memoria para llenar de ternura esa palabra que sale de sus labios y que es única en el modo de pronunciarla. Por más Samueles que haya, para cada uno guarda Dios su entonación. Como en la yema de los dedos, cada nombre tiene su raya y su dibujo inconfundibles.

Oír la voz de Jesucristo, ese es el desafío de nuestra época, para vivir la comunión cristiana desde la singularidad del que se siente elegido en la voz de un nombre que se ajusta a los labios de Dios de diferente manera. Oírlo. Distinguir las voces de los ecos y pasarse con Él la tarde, desde las cuatro en que lo vio Juan, hasta el mayor conocimiento de saber dónde vive, qué secreto guarda, qué luz le llega del cielo cuando mira.

Nada hay más gratificante que el saberse amado en el corazón particular de Su Palabra. Nada conviene más que salir al encuentro de Su Voz, engalanada con el timbre de la fidelidad, igual que el molino sale todas las mañanas al viento hasta que el grano se transforma en harina. Hasta que podamos aprender del todo que ser cristiano es, fundamentalmente, una preocupación porque no se acumule cerumen en los oídos.

08 enero, 2012

BAUTISMO DE JESÚS. Isaías 42, 1-4ss ; Hechos 10, 34.38 ; Marcos 1, 7-11

Río Jordán. El sitio del bautismo

LOCOS EN EL JARDÍN

Puede que sin pensar en Adán y Eva, el Santo Padre acaba de decirnos que el mundo occidental ha perdido la brújula y no encuentra el sentido de sus vidas. Como nuestros primeros padres se volvieron locos en el jardín, así nosotros hemos perdido el rastro del perfume de Dios... y se nos están marchitando las rosas en la mano.

La memoria del Bautismo de Jesús, sin embargo, nos ofrece hoy un agua fría capaz de despertarnos de este sopor que nos lleva a la decadencia. A perder el entusiasmo para los mejores atrevimientos. El Bautismo de Jesús, el de cada uno, nos alcanza una identidad de tareas comunes que nos faltan llevar a cabo como familia creyente.

Una frase nos bastaría escuchar para sentirnos vivos y consecuentes: Tú eres mi hijo, el amado... con esta larga palabra oída con el corazón, la tristeza de estar acabando o de haber hecho lo suficiente, que tantas veces se apodera de nosotros, saltaría de su silla de ruedas para abordar el emprendimiento que nos pide Isaías y que Cristo realiza: promover el derecho en los pueblos. El derecho a la vida y el derecho a la dignidad que toda vida merece.

El agua fría del bautismo hará que despierte hoy en nosotros la responsabilidad activa de promover en el mundo el derecho a que toda vida alcance su luz y su destino. A impedir que nadie impida que los aún no nacidos se sustenten en el gozo de Dios. Y a facilitar, desde la preocupación y el empeño, que todos tengan jardines donde volverse locos, con la otra locura de saberse amados.

De nuestra decisión depende que las brújulas no sigan escondidas.

06 enero, 2012

EPIFANÍA del SEÑOR. Mateo 2, 1-12

Tapiz Adoración

LOS OTROS CAMINOS


La liturgia de la Epifanía del Señor, el día de Reyes, trae en sus manos el repetido gesto de la luz en la noche, de la envidia de Herodes y el de la posibilidad de otros caminos.

En la noche se escucha el desenfreno de la soledad que ruge buscando compañía, los pájaros en su sueño sobre el escaso resplandor de una rama, la luna caprichosa temblando sobre el agua... La noche es también la duda, el extravío del alma, pero sólo en el dolor de la noche puede reconocerse la estrella personal que nos indica una presencia nueva. Sólo en ella Dios se acuna como la inquietud que ha encontrado su sitio.

Herodes tuvo miedo de que otro Rey más rey le arrebatase el trono. Miedo a que la luz descubriera que su poder no era más que una complacencia de Roma, un convenio de intereses expuesto a que se lo llevara un viento fuerte. Y recurrió al engaño de que él también quisiera adorarlo si supiera dónde había nacido ese Niño que algunos pueden confundir con un rey. Engaño que un sueño otra vez desenmascara.

Cumplida su misión y los regalos, los Magos volvieron a la rutina de su vida, a seguir mirando al cielo desde la inquietud de los pueblos donde vivían, a sentir la satisfacción de que su estrella no era una locura, sino la respuesta a la noche. Vieron a Dios y ya no les valía el viejo camino que trajeron, necesariamente habían de regresar por el camino de la luz... otros son los recorridos cuando Dios acompaña.