SE OS ABRIRÁN LOS OJOS...
El libro del Génesis nos previene de que la tentación llega siempre suave y de puntillas para mejor engañarnos. Así, la serpiente se acerca a Adán y Eva prometiéndoles que, si desobedecen a Dios, se les abrirán los ojos...
Esos ojos de Adán y Eva tan acostumbrados a la variedad de los jardines. Sus ojos creados a la medida de la luz, a la alegría de las aguas. Esos mismos ojos sufren, por la voz bien elegida del demonio, la promesa de que verán más cosas, y más claramente, si desoyen la voluntad divina.
Más tarde, después de haber caído en la trampa, descubrieron que se habían vuelto amarillos los jazmines y que el oro del sol interminable sobre los campos se les apagó de pronto ante sus ambiciones.
...Las tentaciones son primero colorido y embeleso para terminar en el ahogo de la mentira. Por eso Jesús, que es la Verdad, no cayó en ellas. Y nos previene que ese abrirse los ojos endiablado no ensancha los horizontes de la luz ni añade cristales a nuestra limitación.
-Es mentira que prescindiendo de Dios se tenga más libertad o más fuerza para convertir las piedras en panes. El alimento para la vida se consigue con el esfuerzo y con la ayuda de los que nos aman.
-Es mentira que cuando se ha llegado a la cima, cuando se alcanzaron categorías en los oficios o en humanos triunfos uno sea más feliz y pueda tirarse al vacío creyendo que nos salvarán la red de los intereses o las manos de los amigos. Muchas alturas, recuerda Séneca, suelen ser despeñaderos. En las alturas de este mundo es frecuente encontrar paisajes de soledad y nieve que nos congelan el destino. Sólo Dios basta porque sólo Él es capaz de saciar todas las hambres. Hagamos, si no, la prueba.
-Es mentira que si desobedecemos la ley de Dios nos pertenecerán todos los reinos que vemos y seremos dueños, propietarios de las personas y de las cosas. Nadie en este mundo permanece por más que se hayan cumplido sus ambiciones.Sólo se es libre cuando se alcanza la noticia de que los tesoros no caben en el ataúd de la muerte.
Es inútil. Que nadie nos engañe haciéndonos creer que sin Dios hay más conocimiento y más luz. Aquellos que han caído en la trampa saben que después de los resplandores de la tentación únicamente brilla la tristeza.
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