09 noviembre, 2013

DOMINGO XXXII del TIEMPO ORDINARIO. Macabeos 7, 1ss ; II Tesalonicenses 2, 16ss ; Lucas 20, 27-38

Vida doblegada. Sierra Morena


LA FE NO ES PARA TODOS

Esta mujer del evangelio de san Lucas que se fue quedando viuda de todos los hermanos de su primer esposo,  y la pregunta saducea de con cuál de ellos pasará la eternidad, remite a una curiosidad tramposa, a una exigencia humana de la revelación del misterio. La otra vida  --viene a decir el Señor-- se vivirá sin las limitaciones y las  perplejidades de ésta, sin la estrechura del tiempo y los deseos, sin los apetitos de una carne que reclama su mordisco de frutas. Seremos como ángeles, aunque vestidos de nosotros mismos, que olvidaran para siempre la desdicha y se podrá ir, de un sitio a otro, sin que nos haga daño el sol ni la luna de noche...  Vivid, la vida sigue, los muertos mueren y las sombras pasan. Vivir en la otra vida será un vivir sin sombras.

Creer que esto será así, sin saber bien cómo será, es clave en el corazón del buen creyente que no interroga a Dios, sino que se asoma al lomo de los horizontes descubriendo en cada amanecer un poco más de luz, como el suficiente pan de cada día que pedimos en el padrenuestro. Pero esta fe no es para todos, escribe san Pablo a los de Tesalónica; no sé si nuestro mundo es malvado, como aquel de su carta, pero sí hemos de acostumbrarnos a la batalla continua de los que nos acompañan con algodones y astucia, dispuestos a empapar las diferentes sangres de la duda. 

Creer en la eternidad de Jesucristo es rechazar con buenos modos las razones de los calculadores que nos vienen con sus maquinitas de la verdad intentando amaestrar las voluntades, como si el corazón del hombre estuviera hecho sólo de números  y no amores y misterios. La fe es una mano fuerte que quiebra el tarro de los perfumes para que el mundo huela a Dios y los eriales se llenen de naranjas.

No hay comentarios: