JESÚS, MARÍA,
JOSÉ
A fuerza de quererse habían llegado a vivir sesenta
años juntos. Ahora tienen los dos ochenta y cuatro y una extraña circunstancia
les desdora el amor que siempre ha sido en Sofía y Joaquín un fruto
interminable. Sin embargo, esa mañana el esposo decidió llamar por teléfono a
su hijo con una voz doliente:
-He decidido divorciarme de tu madre. Hasta ahora
la sufrí callando. Quiero, después de tantos años, morir en soledad, porque
vivir con ella ha sido una penitencia insoportable…
El hijo se quedó sin voz al no poder entenderlo.
Vivía a cien kilómetros y apenas si pudo hacer más comentario que el suspiro
que deja una lágrima fría.
De igual manera Joaquín llamó a su hija, que había
comenzado en Suecia un idilio ventajoso después de dos equivocados. Sonia no
pudo soportar semejante locura y fue firme al contestar a su padre:
-No se te ocurra mover un dedo ni contratar
abogados. En una semana estaré allí para arreglar este desagradable asunto.
Avisaré a mi hermano para que coincidamos en la fecha…
Joaquín tomó de la mano, como solía, a su esposa
tan amada y con una satisfacción de estreno le regaló los oídos:
-Después de dos años que nuestros hijos no vienen a
vernos, me vi obligado a mentirles para que puedan al fin ocuparse algo de
nosotros…
A MARÍA, la noticia de ser madre sin esposo le
traspasó el alma. El Espíritu del Señor la bañó en la fuente de la sabiduría y
dio a luz a la Luz que no esperaba.
JOSÉ se entretuvo dolorosamente en la flor blanca
que había brotado de su vara. Aceptó la energía del misterio y el Hijo comenzó
a ser suyo desde el instante en que le estalló en las entrañas el sueño.
JESÚS se asombraba de que a esas horas cantaran
unos pastores a su lado. Y de que los corderos le acercaran su lana y requesón
las ovejas. Miró a sus padres sin saber quiénes eran y confió, como todos, en
el pañal de sus manos.
Esto es una familia. Todas las nuestras serán
también sagradas si Dios está con ellas. Si pueden soportar los sacrificios de
la desventura. Si aceptan con alegría de fe la desproporción de lo que no se
conoce… Sagradas serán si el amor es el hilo con que bordan las horas su
paciencia blanca y dichosa de estar siempre juntos.
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