04 diciembre, 2010

DOMINGO II de ADVIENTO. Isaías 11,1-10 ; Mateo 3, 1-12

Anunciación. Pta. Sta. María de los Ángeles y de los Mártires. Roma


CONVERTIRSE ES CAMBIAR DE POSTURA

En su Vida Secreta, Dalí nos señala: Todo me modifica, nada me cambia... Es bueno que los amigos modifiquen nuestro carácter, que las circunstancias modifiquen las calles por donde pasamos, las comidas que comemos. Que sean modificadas nuestras indecisiones o nuestras frivolidades. Es una pena, sin embargo, que cambiemos la identidad por un plato de lentejas, que nos engañen hasta que nos quitan el oro dejándonos el cobre. Es una pena que alguien pueda caer en la tentación de dejar el Camino y tomar la vereda. Dios es el único que nos hace felices. Lo sabemos de sobra. Porque la vida cansa, o no, dependen de con quien se vaya.

En su tiempo leí que Carter había sufrido una devastadora depresión cuando fue derrotado en las elecciones a presidente de los EE.UU. En su familia, lo intentaron todo. Estaba convencido que la vida era una oposición a la cátedra de mando, que sólo se es uno mismo cuando se gobierna, cuando se decido en los más altos niveles...Derrotado, su hermana monja le hizo ver que cómo podía pretender el gobierno de tan alta nación si no había sabido gobernar su voluntad en los niveles más sencillos.

Poco a poco, Carter preparó su corazón para la paz. -¿Cómo ha sido el cambio?, le preguntó de nuevo su hermana religiosa, ¿de qué forma y cuándo lo has notado?. Y así supo contestarse el expresidente confundido:

-En que yo antes, cuando me encontraba con alguien, lo primero que pensaba era en qué medida esa persona me podía beneficiar; ahora, con todos los que me cruzo sólo pienso en cómo podría yo ayudarles...

Convertirse es darse a luz desde otro vientre.

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