27 abril, 2013

DOMINGO V de PASCUA. Juan 13, 31-33ss

(Foto: Ellas son mas grandes. P.V.)

AMOR DE DIOS

Para entendernos un poco en esa algarabía, el ser humano ha tenido que ir poniéndole apellidos al amor y así, de esa manera, procurar que sangrara lo menos posible.

AMOR de padres, a medio camino entre ternura y responsabilidades.
AMOR de hijos, más lleno de olvidos que de presencias.
AMOR de amigos, de los que se han criado juntos y luego se ofenden por una tontería.
AMOR de amantes que dura el mismo tiempo que los deseos.
AMOR de esposos, que poco a poco se va convirtiendo en ceniza si no se tuvo a mano la leña en los inviernos.

AMORES todos con sus apellidos que luego han reducido en pensamientos y palabras muchos de nuestros poetas y filósofos.

Lope de Vega trató de hacer un resumen escribiendo que el amor es atreverse, desmayarse, estar furiosos, esquivos y tiernos.

A mí se me ocurrió una mañana de tristeza creer que amar es convertir al otro en paraíso.

Y Ángel González, tan deliciosamente claro, le detalla a su mujer: Si yo fuera Dios haría lo posible por ser Ángel González para quererte tal como te quiero, para aguardar con calma a que te creas tú misma cada día...

Y por encima de todos. Y enmedio de todos. Y en el corazón de todos, el AMOR con que Jesucristo supo dar la vida, que nadie puede meter en el puño de la idea y que viene a ser el compendio de todas las maravillas que Dios derrama cada día sin que ni siquiera nosotros se lo hayamos pedido.

Escribo de memoria el poema de don Manuel Machado dedicado a Andalucía:

Cadiz salada claridad.
Granada agua oculta que llora.
Romana y mora Córdoba callada.
Málaga cantaora.
Almería dorada.
Plateado Jaén.
Huelva la orilla de las tres carabelas.
Y Sevilla.

De Sevilla no dijo nada diciéndolo todo. De esta manera, el AMOR de Dios es la Sevilla que se queda en su verso sola, aguardando la nivelada compañía de alguien que se acerque con su amor para comenzar juntos el baile.

No hay comentarios: