15 abril, 2012

Domingo II de Pascua. Hechos 4,32-35 ; Juan 20, 19-31

La duda de Sto Tomás. Caravaggio.
Repr. Cristian Stancu

ENCONTRAR EL MOTIVO

Es redonda la frase de San Lucas en el Libro de los Hechos: Nadie pasaba necesidad. Unos y otros contaban antes los afectos que los dineros y el amor ocupaba enteramente sus bolsillos: una manera loca de vivir ésta de ponerlo todo en común para que, los que legítimamente pasaban hambre, no tuvieran necesidad.

Santo Tomás desconfiaba de la inseguridad que supone quedarse a la intemperie sin motivo. Vivir dando y dándose es la forma más sencilla de descapitalizarse si Alguien no nos asegura que ha de terminar en ciento por uno lo entregado. Si no se encuentra un motivo para esta generosidad extrema, no hay argumentos que animen a proceder así. Y los motivos, como siempre, son o el amor o el interés, o un poco de cada uno. Si se ha conseguido amar a Jesucristo intensamente, la recompensa es la propia satisfacción de haber encontrado la Verdad. Si aún falta camino para llegar a eso, sólo el interés a medio plazo puede llevarnos a ese momentáneo dispendio.

A Santo Tomás tenían que certificárselo todo. Él no se fiaba más que de lo que veía. Por eso la felicidad le llegó mucho después que a sus compañeros, cuando por fin creyó que es imposible constatar a qué velocidad de vértigo navega el Corazón de Dios.

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