07 febrero, 2015

DOMINGO V del TIEMPO ORDINARIO. Marcos 1, 29-39

Ermitas de Córdoba. Ladronas de silencio. P.V.

TODOS TE BUSCAN


Si pudiéramos darle nombre a los mil canalillos que se cruzan en el pensamiento, reclamando para sí sosiego y satisfacción, convendríamos en llamarle nido de pajarillos hambrientos a la espera del padre con su trasiego de gusanos en el pico. El mundo es una locura de bocas abiertas donde unos y otros nos buscamos para robarnos el gusano que se defiende aún de la sorpresa; aunque eso sí, procuramos hacerlo con exquisita elegancia, con educación de caballero andante… Todos somos ladrones.

A Jesucristo, según señala hoy, san Marcos, lo busca todo el mundo para robarle la salud que lleva, los atrevidos caminos de su palabra, el corazón con que ama, el pan que multiplica… Ladrones que se lo quieren llevar para robar la compostura de sus gestos y detenerla en el egoísmo de sus cuatro paredes, como se roba la cal de la luz para blanquear lo oscuro y decirle a los demás que estamos limpios.

Y Él se deja, porque Dios es más Dios cuando es robado.

Conscientes somos de salir a la calle y regresar a casa sin saber quién de verdad nos quiere. Aunque todos nos quieren para robarnos algo: dinero antes de que le corten el agua, la urgente sonrisa para una soledad, una palmada en el hombro que ratifique pequeñamente el sentido de su vida. Al fin, tenemos la necesidad de que nos quiten aquello que la fe multiplica en nosotros sin acabarse: un no sé qué dentro que se complace en sí mismo, una armonía robada a Dios en un descuido.

A Jesucristo también lo buscaron para tirarle piedras con la palabra o con las envidias, para criticarlo, para echarlo por los precipicios de la letra de la ley que no cumplía, para matarlo por blasfemo… Nadie pudo, sin embargo, robarle la vida, que muchos todavía quieren manipular con sabidurías recortadas, con buenos propósitos labrados en míseras esquinas… En más de una ocasión, yo he sentido vergüenza viendo cómo bostezan algunos incensarios.


Todos te buscan, Señor, también en este tiempo. Haces bien en seguirnos amando. Mejor haces dejándonos la cartera llena en las estanterías de todas las mañanas.

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