15 octubre, 2011

DOMINGO XXIX del TIEMPO ORDINARIO. Mateo 22,15-21

C.Faroles.Córdoba

DIOS SOBRE TODO

Pocos pueden discutir que en el ser humano el pensamiento es el que gobierna sus actos. Que tendrá mejores resultados si al pensamiento lo asisten sabiduría y valores elegidos en libertad. Todo se conoce por sus frutos.

Personal, familiar, social y políticamente, el hombre no actúa de una manera u otra, según convenga a las circunstancias, sino que todo en él está impregnado de la luz motivadora para dirigir sus pasos. El que es católico, llena de su fe su quehacer diario, no es sólo católico en la iglesia los domingos, sino en el trabajo y en las diferentes funciones que desarrolla a lo largo de su vida. Por eso es impensable que pueda separarse, en lo personal, la vida de la fe. Otra cosa, y muy distinta, es que alguien crea que la Iglesia pretende imponer sus valores a una sociedad. La Verdad ni la Hermosura ni la Paz ni la Libertad ni la Vida pueden imponerse a nadie: son ellas las legítimas ansiedades del corazón humano.

Cuando le presentan a Jesús, con mala idea, la moneda para que decida después de los halagos, el Señor que conoce el nacionalismo de los fariseos y el colaboracionismo de los saduceos, eleva la respuesta para no caer en la trampa de dar la razón a unos u a otros, y señalar que la efigie del César está en las monedas que se gastan, y Dios inscrito en el provecho de todas las decisiones.

Santa Teresa de Jesús, cuya fiesta celebramos hoy todos sus hijos, cerró las prevalencias y las dudas con una sola frase: SÓLO DIOS BASTA.

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