06 octubre, 2012

DOMINGO XXVII del TIEMPO ORDINARIO. Génesis 2, 18-24 ; Marcos 10, 2-16

Sgda. Familia. Barcelona

LO QUE DIOS UNE

Al principio del Génesis, Dios se preocupa de que el hombre esté solo. Y en el evangelio de san Marcos, Jesucristo se duele de que nuevamente el ser humano pueda volver a su antigua soledad. Y se niega a separar la compañía sagrada de los esposos, porque Él ha unido sólo aquello que nosotros deseamos que uniera. 

De todas maneras, sabemos de nuestra continua equivocación, del naufragio compañero, de unos ojos que nos cuentan el paisaje de los que tenemos delante y que al final resultan espejismos creados por el deseo.

Para que nos equivoquemos lo menos posible y lo que Dios una no lo separe la vida, me atrevo a dar tres consejos:

CONOCIMIENTO. Si por difícil, los griegos repetían continuamente: conócete a ti mismo, cuanto más complicado es conocer a los demás. Usamos con frecuencia máscaras y esquinas para escondernos, cuando debiéramos buscar razones para transformarnos. Ir al otro abandonados a la luz, descubiertos.

DECISIÓN. Me contaron que un niño se asomaba todas las mañanas a un naranjo del camino intentando descubrir si era naranja común o mandarina lo que se sostenía en la rama. Una de las mañanas vio que el fruto cayó al suelo, se había podrido y ya nunca más pudo distinguir la verdad de lo que veía desde abajo...  Los frutos buenos aparecen en los árboles cuidados. La prudencia inteligente nos indicará, si conviene,  el tiempo oportuno para recogerlos.

ENTREGA: Nadie debe tirarse al vacío sin que haya abajo una red que lo proteja. Cuando éramos adolescentes, la alberca del colegio iba llenándose de agua conforme adelantábamos en los cursos de natación... La vida es un riesgo medido y controlado si supimos ensayar con ejercicios las capacidades. Nunca se irá el amor de nadie si supimos de quién nos fiábamos y embellecimos esa confianza con los adornos de la vigilancia y la ternura. 

Cuando al final las carnes caen, quedan firmes las conciencias que se han sabido trabajar, acompañados por Aquel que muy bien nos ha enseñado cómo debe darse la vida para que la vida no se canse de ella misma. 

No hay comentarios: