12 enero, 2013

DOMINGO DEL BAUTISMO DE JESÚS. Isaías 42, 1-4 ss ; Lucas 3, 15-16ss

Bautismo con ángeles. Valladolid

CIELO ABIERTO


Cuando los cristianos decimos vio el cielo abierto, más que para escapar de la vida es para adentrarse en ella. Aunque a veces, humanamente y según qué circunstancias, nos gustaría ser fugitivos de la propia historia, olvidarse de luchas cotidianas, de pasiones antiguas, y descansar a orillas de un silencio que nos escondiera en sus cenizas. Nada nos dicen los evangelios, pero puede que Jesús, en más de una ocasión, sufriera por momentos este tipo de tentaciones. Sin embargo su vida, como todas las vidas, traía una misión concreta que cumplir que el cielo abierto se la recuerda desde la predilección del Padre y la presencia alada del Espíritu. 

Una misión que Él desenrolla en la sinagoga con el pergamino del profeta Isaías: dar luz a los ciegos, libertad a los cautivos y  el perdón general de un amor desbordado con el que todos pasearemos algún día, de la mano, por los jardines. La más peligrosa de las tareas que comenzó Jesucristo a desplegar después de su bautismo...

En el año 73, un jesuita muy cuestionado de la Facultad de Granada, al que sus alumnos escuchábamos con deleite porque sus palabras trasmitían inteligencia y fuego, estaba predicando en su iglesia de la Gran Vía esta misma liturgia que hoy nos presenta la Iglesia:

-Donde está Jesucristo hay libertad. Es así que en España no hay libertad, en consecuencia aquí no puede estar Dios.

-Donde está Jesucristo hay perdón. Es así que en España no hay perdón, ¿cómo queremos que Dios viva en medio de nosotros?

--- Una pareja de la guardia civil estaba esperándolo en la sacristía...

Después nos enseñó san Juan de la Cruz que Jesús estaba entre nosotros, más o menos como sucede hoy por otras causas, pero escondido... Que todos podamos ver el cielo abierto y, como el Señor, cumplamos con el oficio de valentía, de prudencia y amor que se nos ha encomendado.


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