25 mayo, 2013

DOMINGO de LA SANTÍSIMA TRINIDAD. Proverbios 8,22-31 ; Juan 16, 12-15

Stma. Trinidad. Museo del Prado

LO QUE ESTÁ POR VENIR


El hombre sin misterio no entiende nada; y con misterio, tampoco. Adentrarnos fatigosamente en los pormenores de la divinidad es inútil por dos razones: restamos mérito a la fe y nos quedamos, además, a la mitad de la escalera que sube a lo más alto del pensamiento con las rodillas quebradas. Creer no es desalojar la razón, sino conocer sus límites.

Desde hace varios días llevo dándole vueltas a las palabras de Jesús en el evangelio de san Juan: el Espíritu os enseñará lo que está por venir... Creo que fue José Bergamín en uno de sus poemas quien escribió: Te llaman porvenir porque no vienes nunca. Sin embargo, a diferencia del futuro, que no es fruto de lo elaborado sino de azares y providencias, el porvenir depende   en gran medida del afán con que se busca la verdad y de los hilos que han de trabajar nuestras manos con destreza para terminar el traje de las bodas. El Espíritu nos lo va a ir enseñando todo, siempre que tengamos ganas de saber  y busquemos la esquina por donde pasa.

De otra parte, y como dice la Sagrada Palabra, el hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios. Trinitarios somos. EL PADRE ha colgado con paciencia ramos de estrellas sobre el firmamento, ha hecho que prevalezca la luz sobre la sombra; lleno de sus hijos está el mundo... Somos padres también creando con Él vidas nuevas, remediando desde Él oscuridades. EL HIJO se ha vestido de hombre para enseñarnos que el dolor salva, la lágrima limpia y la esperanza cubre la tristeza de alegrías... Somos llanto a veces y llevamos cruces pequeñitas como suspiros que se clavan, pero nadie puede ocupar este sinvivir enamorado del que aguarda. EL ESPÍRITU, a la medida de nuestra disponibilidad nos va a ir diciendo lo que está por venir, por más que el porvenir sea nuestro, y lo hace con amor, como el que enciende candelas sin quemar a nadie... nosotros llevamos en el pecho un sin fin de palabras que a nadie hemos dicho todavía, una familia de palmeras que alguna vez darán la sombra deseada. Nos quedan que decir las mejores palabras. 

No hay comentarios: