06 enero, 2006

EL BAUTISMO DEL SEÑOR Marcos 1,6b-11

EL AGUA

Los signos se han encarnado en nuestra vida de tal manera que sin ellos se ha convertido en muda nuestra relación.

El agua significa, entre otras cosas, la vida, la libertad y la limpieza. Para Juan de la Cruz significa también la Eucaristía: "Que bien se yo la fonte que mana y corre, aunque es de noche".

Cuando Jesús se hace hombre, quiere participar de todas las señales humanas trayendo Él la vida toda (Yo soy el camino, la verdad y la vida); sintiéndose libre, liberado y liberador, como fueron liberadoras las aguas del mar Rojo para que alcanzasen los hebreos la tierra prometida. Y también quiere Jesús mostrarse lavado, al ser por una parte hombre, hijo

Bautismo de Jesús. Peruggino

de su Historia y continuador, en lo visible, del barro de la carne. Aunque, al bautizarse Cristo es como si el agua se lavara a sí misma.

CUANDO LOS CIELOS SE ABREN

La Trinidad entera quiere hacer acto de presencia para acompañar a Cristo un su tarea redentora. El Padre y el Espíritu no van a suplir el trabajo de Cristo, compromiso de los Tres Juntos, van a acompañarlo.

Esa debiera ser la garantía de nuestra fe: saber que cada uno ha de recorrer su trayecto en este mundo sin ser "sustituídos", sino siendo acompañados, fortalecidos por un Dios que también nos llama amados para que tenga sentido nuestra misión.

Muchas de las depresiones que enturbian nuestras convivencias son fruto de no sentirse valorados, fortalecidos, amados en la misión que les ha correspondido. Sólo cuando el amor es un certeza en nuestra andadura tenemos voluntad y gozo en cantinuar lo emprendido. "Este es mi hijo, el Amado"... y Cristo sabe por eso que su cruz no será una soledad comprometida, sino una desembocadura acompañada.