01 abril, 2007

DOMINGO DE RAMOS LUCAS 22 PASIÓN DE NTRO. Sr. JESUCRISTO



PALMAS, OLIVOS Y TRAICIONES

Siempre habrá lugares, paisajes misteriosos que enlacen la vida con los sueños y nos hagan reconocer en la tierra las grietas de la esperanza. Donde hay olivares y palmeras habrá a todas horas una mansedumbre de gasas empapadas en aceite que detienen los fríos con sus manos untadas...

En el Domingo de Ramos, los ramos son bienvenidas de olivo o pechos grandes, abiertos, de palmera. Bendito el que viene en nombre del Señor. Pero esas hojas y palmas benditas que pisó Jesús fueron testigos de la traición de un pueblo, que siempre debió estar agradecido; de la traición de Pedro, que tuvo ya toda la vida las llaves de la Iglesia mojadas con sus lágrimas; y de la traición de Judas, irremediable, de monedas manchadas, y un árbol --bien distinto al de la cruz-- donde encontró la muerte, él, que estuvo tan cerca de la Vida. Traiciones entre palmas, alabanzas, olivos derramados en la colina de Jerusalén, y un escozor en los ojos que impidió el recibimiento de la luz. No han cambiado tanto las cosas en esta vida nuestra, porque siguen altas las palmeras, retorcidos y generosos los troncos de los olivos y un pobre amor de sentimiento o de gestos que traiciona nada más volver la esquina de la Semana Santa.

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