01 diciembre, 2012

DOMINGO I de ADVIENTO. Tesalonicenses 3,12ss ; Lucas 21, 25ss

Las primas embarazadas

EN OBSEQUIO DE JESUCRISTO

ADVIENTO es la capacidad de descubrir, por las grietas del tiempo, la cercanía de Dios. Y, mientras no se escuche el grito de mirad que ya viene, permanecer activamente atentos a la espera de ver qué pasa y qué nos pasa. Y siempre, acercarse al modo de vivir, como en la Regla del Carmelo desde la carta paulina, EN Obsequio de Jesucristo, buscando lo que le agrada, como novia que se adorna, en la palabra y en el pecho, con los oros de la familia.

San Juan de la Cruz resume maravillosamente esta vigilia del adviento, y todas las esperas,  en cuatro versos irrenunciables para alcanzar la presencia Del Que Ya Viene:

Olvido de lo criado
Memoria del Criador
Atención a lo interior y
Estarse amando al Amado.

Olvidarse de lo criado es despojarse de aquello que no hace falta para vivir y puede hacerle falta a alguien... Si tienes pisos para alquilar, por ejemplo, abarata el precio de los alquileres... Antonio Gamoneda escribe que la única sabiduría es el olvido.

Con la memoria del Criador, llega la luz del agradecimiento por la vida que recibimos, por el derecho a compartir la abundancia que festejamos. 

El corazón no es una copa vacía, siempre está llena de líquidos y de pequeñas ruinas, de aspavientos y músicas, de inquietudes y remordimientos. El interior del hombre esconde hebras de fuego que es preciso encender cuando conviene.

Y estarse amando al Amado exige no ser nieve ni paredes blancas, sino manos heridas y ansias de ver que aún no ha llegado quien sólo puede colmar esta pasión que aún se vuelve más loca en la vejez. Si en nuestro mundo falta el apetito de Dios no habrá estanque que albergue tanto llanto... Porque la crisis no es más que la ausencia de aquel Amor palpable que embelesaba.

No hay comentarios: